Pocas veces podemos ser testigos del nacimiento de una palabra, sin embargo, todo el tiempo desfilan ante nuestros ojos neologismos divertidos que esconden nuevos reflejos de la realidad.
Aunque parezca un acto carente de propósitos o intenciones, al nombrar reflejamos nuestra más extraordinaria complejidad humana. ¿Qué se esconde en el fondo de esta práctica de denominación?
Verbos e individuos estamos determinados por nuestras circunstancias gramaticales y de vida, aunque no siempre podamos ser conscientes de ello.
¿Qué sabias voces habrán inventado los refranes que repetimos todos los días y que parecen esconder verdades irrefutables? Karla Cortés Valladolid reflexiona sobre su propia experiencia con estas curiosidades de nuestro habla cotidiano.
El «escritor» que aspira a “escribir bien”, como sinónimo de redactar con claridad aquello que pretendemos decir, es más sofisticado al tiempo que menos “pretencioso”. Es más complejo que el “escritor novato” y aspira a la claridad y sencillez que no caracteriza al “escritor literario”.
Página anterior Siguiente página